La proliferación de zonas francas de los últimos años facilita el comercio de bienes falsificados

Las zonas francas están concebidas como herramientas clave para facilitar el comercio internacional e impulsar las inversiones. Sin embargo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha constatado que la aparición de esta tipología de instalaciones se ha acelerado en los últimos años, desde grandes superficies industriales destinadas al montaje y a la fabricación, hasta almacenes. Según la OCDE, esta proliferación ha abonado y favorecido el desembarco de productos falsificados en las zonas francas, convirtiéndolas en un hub para esa mercancía ilegal, especialmente en los países que disponen de menos controles, evidenciando así la necesidad de establecer mejoras en este eslabón logístico.
“La existencia, número y tamaño de las zonas francas en un país está correlacionada con la cantidad de los productos falsificados y pirateados que exporta su economía”, asegura un reciente estudio de la OCDE y la Oficina de Propiedad Intelectual de la UE (EUIPO). Dado que estas zonas disponen de menos regulaciones, suelen atraer el interés de actividades ilegales. Esto sucede especialmente en países como China, que es el principal origen de las falsificaciones a nivel mundial, mientras que las empresas establecidas en países de la OCDE son las principales afectadas, como es el caso de las compañías de Estados Unidos, Francia, Suiza, Italia, Alemania, Japón y Corea.
A parte de estas economías, Turquía es un fabricante relevante en algunos sectores como los productos falsificados de piel, comida y cosméticos, que se envían por tierra a la Unión Europea. A su vez, Panamá es la principal puerta de entrada de productos falsificados a Estados Unidos. Tal como informa la OCDE, “la presencia de zonas francas es un factor particularmente importante para el comercio de bienes falsificados y pirateados en economías con un Gobierno débil, niveles de corrupción altos y falta de cumplimiento derechos de propiedad intelectual”.
En 2016, los volúmenes de falsificaciones en el comercio internacional y de productos pirateados ascendió a 448.280 millones de euros, el 3,3% del comercio mundial, sin contar las falsificaciones producidas y consumidas dentro de un mismo país o los productos digitales pirateados por internet. Esto supone un aumento respecto al estudio anterior, que estimó que hasta el 2,5% del comercio mundial era de bienes falsificados y pirateados en 2013, equivalente a 406.010 millones de euros.
El crecimiento se ha dado durante un periodo de relativa ralentización del comercio mundial. Sólo en la UE, la suma de este tráfico de mercancía ilegal asciende a 121.000 millones de euros, el 6,8% de las importaciones, frente al 5% que supuso en 2013. Las complejas rutas de comercio siguen siendo utilizadas de manera incorrecta en diferentes puntos de tránsito, muchos de los cuales cuentan con grandes zonas francas que son importantes hubs de comercio internacional. “Para entender y combatir este riesgo, los Gobiernos necesitan información actualizada de la magnitud, alcance y tendencias del comercio de las falsificaciones y la piratería”, asegura la OCDE.
“Los Gobiernos necesitan información actualizada de la magnitud, alcance y tendencias del comercio de las falsificaciones y la piratería”, según la OCDE
EL USO DE LOS PEQUEÑOS ENVÍOS PARA LOS PRODUCTOS ILEGALES
Por otra parte, el boom de la paquetería, asociada al comercio electrónico, ha facilitado el envío de productos falsificados durante los últimos años. Se ha cambiado la manera de comerciar y con qué se comercia, habiendo un gran número de paquetes que cruzan las fronteras. El fenómeno se explica, entre otros, por el traspaso de las compras offline a las online a través de plataformas digitales.
Este tipo de tecnologías han ayudado a conectar oferta y demanda de un modo más global, lo que supone también que se haya globalizado en términos de productos falsificados. Ante el crecimiento de los pequeños envíos a través de servicios express o paquetería, también se está produciendo un incremento de comercio de mercancía ilegal, ya que este tipo de transporte cuenta con más dificultades para detectar el origen de la actividad criminal y proceder a su interrupción.