
Un homenaje al primer camión de la historia
Cuando Gottlieb Daimler presentó en 1986 el primer camión motorizado para el transporte de mercancías, el mundo no estaba preparado para este vehículo. En una Alemania acostumbrada a mover carga con animales de tiro, el ingeniero no encontró ningún comprador en su tierra natal. Además, al analizarlo desde una perspectiva moderna, ese primer desarrollo poco tendría que ver con sus predecesores: se trataba de un carruaje de caballos reconvertido. Unos 125 años y dos guerras mundiales después, sería imposible la movilidad terrestre de mercancías sin el atrevimiento de aquel primer camión y, para ser justos, de sus primitivos antecesores a vapor.

LOS INICIOS DE DAIMLER EN EL PAÍS DE LA INDUSTRIALIZACIÓN
El interés de Gottlieb Daimler por los vehículos motorizados le llevó en el siglo XIX a unir fuerzas con Wilhelm Maybach, que diseñó el motor ‘Phoenix’ del camión, capaz de operar con tres combustibles. Además, el modelo contaba con una característica que aún hoy se utiliza: una primera versión del engranaje planetario. Estas innovaciones no fueron suficientes para superar el escepticismo del mercado alemán, pero los contactos de su creador le permitieron vender la primera unidad en octubre de 1896 al British Motor Syndicate, justo el mismo año en que Gran Bretaña derogó la Red Flag Act. Sin embargo, se trataba solo de una primera versión del camión y su tecnología requería de tiempo para madurar. En este sentido, los tests que se llevaron a cabo poco después en la fábrica de ladrillos de Heidenheim (Alemania) ayudaron a identificar debilidades en las arduas operaciones del día a día.
Para dar a conocer el modelo, el camión fue presentado en ferias de Francia y Alemania, en una época en la que aún se percibía un cierto recelo hacia los motores de combustión. Pero la revolución industrial ganaba momentum y la demanda crecía según se fabricaban productos en masa. Por ejemplo, Daimler presentó en 1987 su camión motorizado en una feria celebrada en Wüttemberg (Alemania), en un espacio donde se congregaban múltiples propuestas con animales de tiro. El mismo ingeniero distribuyó allí panfletos en los que explicaba lo que un camión podía hacer tan bien como un caballo y recalcaba que, a diferencia de estos, el vehículo no padecía de enfermedades, sed, hambre o comportamientos rebeldes. Por otra parte, aunque el primer camión consiguió luz verde en Inglaterra, hasta 1901 no se demostró que el modelo era superior a los de vapor, el combustible más habitual en las islas. Un año antes de este hito, Gottlieb Daimler falleció.
¿SABÍAS QUÉ?
La Red Flag Act era un decreto con el que el lobby del caballo inglés consiguió limitar durante años la velocidad de los vehículos motorizados a 6,4 kilómetros por hora. Obligaba a una persona a caminar delante del vehículo con una bandera roja para avisar a los viandantes de su paso, además de incluir a dos operarios en el interior del mismo.
UNA FUSIÓN ENTRE GUERRAS
Las fábricas de ladrillo y de cerveza fueron las primeras en adquirir camiones Daimler en grandes cantidades, aunque las ventas eran moderadas y el ferrocarril mantenía su posición líder en las largas distancias. Esta situación se alargó hasta la segunda década del siglo XIX, cuando la industria del vehículo comercial experimentó un primer boom que no fue propiciado por el desarrollo económico, sino político. Desde 1908, Alemania encargó camiones para crear una flota de reserva en la armada y estar preparada en caso de guerra. Como resultado, la producción de Daimler se disparó, pasando de las 1.543 unidades hasta 1908 a las 9.613 unidades en 1914. No obstante, sus desarrollos técnicos experimentaron un estancamiento y pronto la marca acabaría siendo víctima de su éxito repentino.
Al fin de la guerra, las exportaciones se colapsaron, el mercado sufrió una congestión de camiones usados y la demanda de vehículos nuevos colapsó. En un periodo marcado por la inflación y las pocas ventas, los negocios se vieron obligados a fusionarse para sobrevivir. La situación llevó a la compañía a unir fuerzas con su competidor Benz en una joint venture en 1924. Dos años después, se fusionarían con el establecimiento de Daimler-Benz AG. Ya bajo la dirección de Wilhelm Kissler, la compañía volvió a estabilizarse al limitar el número de modelos e introducir un sistema de producción flexible. Una estrategia que, en los años treinta, se redirigió nuevamente a la producción con fines armamentísticos.
Gottlieb Daimler y su hijo Adolf en un carruaje a motor, 1886 Fábrica de montaje de vehículos de Daimler en Mannheim (Alemania) construyendo el modelo LA 3500, 1954 Camión LGF 3000 de Daimler, 1940 Modelos Daimler en Marienfelde (Alemania) en la década de 1920 A partir de 1914, los camiones subvencionados impulsaron un boom en Alemania Las fábricas de cerveza fueron las primeras en utilizar camiones Daimler a gran escala El 43% de todos los camiones en el Reich alemán eran operados por cerveceras en 1912
Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Daimler-Benz necesitó cada vez más personal para incrementar la producción de armamento, pues gran parte de su plantilla fue destinada a la primera línea de batalla. Ello le llevó a reclutar a mujeres y trabajadores forzados para lidiar con el aumento de volúmenes. De hecho, en 1944, casi la mitad de los 63.510 empleados de Daimler-Benz eran prisioneros de guerra, civiles forzados a trabajar en las plantas o detenidos de campos de concentración. Una vez Alemania fue derrotada, Daimler-Benz admitió sus vínculos con el régimen nazi y le fueron confiscados sus activos y subsidiarias en el extranjero. Con la convicción de volver a reconstruirse aún sin su red internacional, en 1946 las autoridades de ocupación americana le otorgó el permiso de producción y, un año después, volvió a poner en marcha sus fábricas.
1926
Daimler y Benz se fusionaron en 1926 para sobrevivir a los estragos de la Primera Guerra Mundial
Pese a la caótica situación financiera del país germano, tras la reforma económica del 1948 en Alemania, Daimler-Benz ya volvió a reportar beneficios. En las décadas siguientes, la industria de la automoción alemana se expandió a gran velocidad y el fabricante recuperó la posición que disfrutaba antes de la Segunda Guerra Mundial. Asimismo, en los años 50 consiguió el práctico monopolio en la fabricación de motores diésel, abrió plantas en otros países e inició diferentes absorciones de empresas relacionadas. Desde entonces, Daimler-Benz iniciaría una carrera global marcada por la expansión y absorción de negocios relacionados que le permitiría crecer hasta posicionarse hoy día como un referente mundial en la fabricación de vehículos pesados.
EL NACIMIENTO DE ACTROS
Uno de los mayores hitos de Daimler-Benz en los últimos tiempos es la concepción del Mercedes-Benz Actros en 1996. El vehículo pesado supuso una revolución en la industria hace 25 años, al configurarse como el primer camión equipado con frenos de disco y un sistema de frenado electrónico. También se le añadió tecnología innovadora para la época que mejoró de forma considerable la eficiencia en los motores. Los intervalos de mantenimiento se extendieron a más del doble, se aumentó su carga y se redujo el consumo de combustible entre el 3% y el 7%, dependiendo del tipo de operación. Con unas cabinas con el doble de espacio, el vehículo fue votado como camión del año y, aún hoy en día, constituye la base para el desarrollo de los nuevos modelos del fabricante.