La robotización de la última milla se acelera mientras espera su regularización

La última milla está experimentando nuevas posibilidades de optimizar aún más sus operativas sin dejar de adaptarse a las nuevas normativas urbanas de reparto sostenible. A la implantación de centros de consolidación en las ciudades para acelerar las entregas, el uso de vehículos respetuosos con el medio ambiente y la extensión de las redes de lockers o taquillas, se añade también su completa automatización, ya sea por tierra o por aire. Cada vez aparecen más pruebas piloto de prototipos de vehículos autónomos terrestres y drones de distintas características que añaden presión para que avance la normativa que les permita operar a gran escala.
Uno de los primeros proyectos en salir a la luz ha sido el robot de Glovo y Goggo Network, que entró en funcionamiento a finales de febrero. El vehículo dispone de 20 kilogramos de capacidad y tres horas de autonomía para abastecerse en dark stores y acercar el pedido hasta el domicilio del cliente. Aún se mantienen en zonas escogidas de Madrid, ya que se desplazan por la acera a la velocidad de un peatón. En el caso del vehículo terrestre de Mosaik Urban System en colaboración con Robotnik, su robot Audere tiene la doble vertiente de automatizar la recogida de residuos urbanos, además de entregar mercancías y paquetería, mediante la conexión por 5G. Como novedad, los usuarios podrían programar hora y lugar deseado para recibir el pedido.
“Habrá casos en los que no merecerá la pena hacer la entrega de manera robotizada”
Aingeru Barrio Gestor del proyecto del Laboratorio de Logística de Naitec
En Catalunya, el hub de movilidad formado por 12 empresas socias Carnet Barcelona ha desarrollado un prototipo de 100 kilogramos de capacidad y 20 km/h que ha completado con éxito dos pruebas piloto en el Campus Nord de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y en Esplugues de Llobregat (Barcelona). Este robot cuenta con tres ruedas, una característica que le permite subir y bajar bordillos o desplazarse por zonas peatonales en las que el suelo no sea del todo llano. Actualmente, están fabricando un segundo prototipo con algunas diferencias respecto al primero, como la apertura de puertas. En el primero, se abren dos puertas laterales y un mecanismo extrae los paquetes del interior, mientras que en el segundo se contempla la apertura por la parte superior. Desde Carnet Barcelona aseguran que, tras conseguir los permisos pertinentes, el primer prototipo realizará su primera prueba piloto en espacio público en junio en el mercado municipal de Can Vidalet (Esplugues de Llobregat).
UN LABORATORIO DE DRONES Y VEHÍCULOS TERRESTRES AUTÓNOMOS
La robotización de la logística está en auge. Sin embargo, no siempre existen lugares donde probar ciertas utilidades de los robots. El Centro Tecnológico especializado en movilidad y mecatrónica de Navarra (Naitec) ha puesto en marcha el proyecto NaVEAC Drive-Lab financiado con fondos europeos React y se divide en cuatro subproyectos. Uno de ellos es el Laboratorio de Logística, que ofrece un espacio para testear robots, ya sea para mejorar los existentes o para buscar nuevos usos. Su principal objetivo es “la automatización de procesos mediante la utilización de vehículos autónomos, y sean aéreos, terrestres o colaborativos (brazos robóticos)”, explica el gestor del proyecto del Laboratorio de Logística, Aingeru Barrio.
“Solo tiene sentido utilizar estos vehículos robotizados si mejoran el sistema actual”
Laia Pagès Executive and research manager de Carnet Barcelona
El centro dispondrá de una reserva de espacio aéreo para drones y una zona de viales en el polígono donde están situadas sus instalaciones en Estella (Navarra) para realizar pruebas exteriores en vehículos terrestres. En interiores, habrá una zona habilitada “donde vamos a incluir una serie de sistemas de medida que permita localizar con precisión los distintos vehículos” para verificar sus movimientos. Asimismo, contarán con su propia flota de vehículos donde se puedan implementar tecnologías de sensorización, posicionamiento, evitación entre ellos y generación de un sistema centralizado de todos ellos. Por otra parte, en el laboratorio será posible validar el vehículo mediante simulación para reducir al menos a la mitad el tiempo de desarrollo. “El poder generar un escenario virtual para distintos sistemas de detección, además de la fase de diseño, también va a facilitar la reducción del número de horas en la fase de certificación y homologación”, asegura Aingeru Barrio (Naitec).
ROBOTS, ¿FUTURO DE LA ÚLTIMA MILLA?
Aunque hace años comenzaron las primeras investigaciones sobre el reparto a domicilio con robots, la pandemia ha sido un revulsivo. “Es el escenario perfecto para automatizar”, apunta el director general del Centro Español de Logística (CEL), Ramón García, “un trabajo que tiene mucho volumen y que ahora tiene poco valor añadido desde la perspectiva de las competencias humanas”. Existen varios escenarios para esta robotización de la última milla. La executive and research manager de Carnet Barcelona, Laia Pagès, señala que la distribución se realiza durante las horas en las que las personas trabajan para recibir los pedidos. “Si esto lo hiciesen robots, podrían hacerlo en horas en las que las carreteras no están llenas y, por tanto, no contribuirían a reducir la congestión de las ciudades”, vaticina Laia Pagès. La teoría que hay detrás de su prototipo es poner en un camión varios de estos robots cargados, dejarlos en la ciudad y que repartan en hora no punta de forma autónoma. “Incluso que repartiesen en ‘platoon’ y que cuando llegasen más cerca de sus destinos cada uno cambiase la ruta hacia donde hay que entregar el paquete para hacer el delivery de forma autónoma”, añade.
“Parte de la última milla se hará manual para ciertos productos o ciertos tipos de servicio”
Luca Cinti Green project manager de Mosaik Urban Systems
Aunque todo depende de las circunstancias, porque en algunos casos se necesitaría de una persona. Según Aingeru Barrio (Naitec), la distribución podría realizarse mediante robots que trabajen desde un hubs centralizados o, tal y como están investigando en un proyecto paralelo, a través de “un vehículo terrestre eléctrico, conectado a la ciudad y con alta autonomía que puede circular por las Zonas de Bajas Emisiones y que permita el despliegue de drones en paralelo”. Esto serviría para reducir la carga de trabajo de la persona que conduzca el vehículo terrestre, de tal forma que en paralelo a repartir a mano, un dron distribuiría mercancías depositándolas en un locker automatizado. Sea de día o de noche, los lockers o taquillas se alzan como la mejor solución para evitar las entregas fallidas. “Los lockers irán cada vez a más porque harán la entrega asíncrona”, especifica el green project manager de Mosaik Urban Systems, Luca Cinti.
“Hay veces en las que aparece una solución que funciona y permite cambiar la normativa”
Ramón García Director general del CEL
Lo que está claro es que no habrá una solución que desestime al resto. Para Luca Cinti, “la última milla se hará en parte con entrega manual para ciertos productos o ciertos tipos de servicio”. De hecho, “habrá casos en los que no merecerá la pena hacer la entrega de manera robotizada, pero habrá otros, los más habituales, en los que sí”, coincide Aingeru Barrio. Un ejemplo son las zonas más remotas, donde los drones pueden mover mercancías con mayor facilidad. “Hay que buscar el equilibrio entre lo que tenemos ahora, este tipo de robots y otros vehículos como pueden ser drones u otros porque solo tiene sentido utilizar estos vehículos si mejoran el sistema actual”, sostiene Laia Pagès (Carnet Barcelona).
AFRONTAR EL MURO LEGISLATIVO EN LA ÚLTIMA MILLA Y LA SEGURIDAD CIUDADANA
A pesar de los proyectos a futuro, estos vehículos se encuentran frente a un muro legislativo. “La normativa va en paralelo o un poco más atrás que la tecnología ahora mismo”, reconoce el gestor del proyecto del Laboratorio de Logística de Naitec. El Gobierno introdujo el 21 de marzo una modificación de la Ley de Tráfico, Circulación y Seguridad Vial donde se especifica por primera vez la necesidad de definir pruebas para certificar los vehículos autónomos. Aunque el caso de los vehículos autónomos terrestres es más sencillo por no entrar en el espacio aéreo, como sí hacen los drones, los permisos son más complejos en algunas circunstancias. “Si vas a mover objetos que se mueven por la acera no hay problema, si van por las carreteras habrá que cambiar la normativa”, sostiene Ramón García (CEL). Eso sí, se muestra confiado en que podrán acabar imponiéndose: “Hay veces en las que aparece una solución que funciona y es lo que permite cambiar la normativa”.
Aparece, por primera vez, una regulación de vehículos autónomos en la última modificación de la Ley de Tráfico
Sin embargo, la mayor dificultad de estos vehículos terrestres no es la legislación, son los ciudadanos. “Los tiempos de la sociedad no son los mismos que los de la tecnología”, apunta Aingeru Barrio (Naitec). En este sentido, aclara que “no es lo mismo que un vehículo se te quede encallado, se te caiga o pierdas la carga en cierto momento a que una persona se vea afectada por un vehículo autónomo”. De ahí que la seguridad sea tan imprescindible en dos ámbitos: “La seguridad de que el robot cohabite con la persona, y sea en el asfalto o en la acera, y la seguridad de que no te roben el robot”. Cuando se cumplan las certificaciones, la normativa avance a la par de la tecnología y la sociedad se acostumbre a la presencia de estos vehículos autónomos, “coexistirán distintos medios y servicios y la clave será la integración”, asegura Luca Cinti (Mosaik Urban Systems).