Cerámica Mayor amplía su capacidad de stock para minimizar efectos de roturas

La compañía azulejera alicantina Cerámica Mayor ha aumentado su superficie logística en Almassora (Castellón) para incrementar la capacidad de stock. De esta forma, la instalación le permite ampliar referencias y ratios de disponibilidad para ofrecer un servicio más rápido que evite roturas de stock. El centro cuenta con más de 22.000 metros cuadrados, de los cuales 16.000 serán cubiertos, y dispone de capacidad para trabajar con hasta dos millones de metros cuadrados de azulejos. Antes de la ampliación, la capacidad ascendía a 500.000 metros cuadrados de material. Cerámicas Mayor, que fabrica gres extrusionado desde Callosa d’en Sarrià (Alicante) y cuyos clientes cargan en Castellón, inició sus operaciones logísticas en Almassora en 2019 con un almacén de 5.000 metros cuadrados contiguo al que ahora acaban de abrir.
“Lo mejor ha sido no producir en ciertos momentos por el aumento de costes de producción”
Rubén Ferrando Responsable de Compras y Logística de Cerámica Mayor
“Al tener el material a cubierto, nos permite mantenerlo en las mejores condiciones para su servicio”, explica el responsable de Compras y Logística, Rubén Ferrando. La compañía también ha aumentado el número de muelles de carga “para agilizar el servicio y afrontar picos de venta con mayor holgura”, describe Ferrando. Todo ello en un contexto en el que la cadena de suministro del sector cerámico está más tensionada que nunca por la crisis energética y la guerra en Ucrania, país del que se importaba gran parte de las arcillas con las que se produce cerámica y azulejería en Castellón. Ferrando considera que la dependencia de Ucrania es demasiado grande y que “no tenemos otro remedio que explorar otros mercados y alternativas que la puedan sustituir”, aunque prefiere no desvelar cuáles son esas alternativas.
Seis millones de euros
La compañía ha invertido seis millones de euros para ampliar su centro logístico en Almassora
En el caso de la cerámica, la crisis energética que comenzó en 2021 y que se mantuvo a lo largo de todo el año pasado ha provocado una reducción importante de márgenes y un aumento desproporcionado de los costes de producción, en palabras de Ferrando. “Hasta el punto que, en ciertos momentos de 2022, la mejor opción ha sido no producir”, reconoce. La puntilla de la guerra, además de contribuir al alza de los precios, también ha generado “constantes cambios”, según explica Ferrando, lo que ha incidido directamente en que la logística cobre un papel fundamental. De ahí que la compañía haya invertido cerca de seis millones de euros en ampliar sus capacidades de stock en Almassora para garantizar “reducción de tiempos de entrega y costes”, según Rubén Ferrando.