27 de septiembre de 2023 | Actualizado 10:33

La demanda y la capacidad de carga aérea mundial caen por las tensiones geopolíticas

Todas las regiones cierran abril con cifras negativas a excepción de Latinoamérica, aunque las aerolíneas confían en la apertura de China
FedEx

Los pronósticos negativos vuelven a cumplirse por segundo mes consecutivo. El impacto de los cierres en Asia a causa de Ómicron y el conflicto en Ucrania han ocasionado la caída del 11,2% de la demanda de carga aérea en abril (5,2% en marzo, mientras que en febrero esta cifra aún se mantenía en niveles positivos con un aumento del 2,9%). Al mismo tiempo, la capacidad ha frenado su crecimiento de los últimos meses y ha registrado una disminución del 2% respecto al mismo mes en 2021 (+1,2% en marzo), según los últimos datos de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA).

La guerra en Ucrania ha sido la principal razón del descenso de la capacidad que utilizaban las aerolíneas en Europa. Según apunta la IATA, “varias aerolíneas basadas en Ucrania y en Rusia son cruciales en la región”. Por otra parte, la actividad comercial ha sido impactada por los cierres en Asia como parte de su estrategia covid cero para contener la ola de Ómicron. “La combinación de la guerra en Ucrania y los cierres de Covid-19 en China han aumentado los costes de la energía, han intensificado las interrupciones de la cadena de suministro y han alimentado la inflación”, ha subrayado el director general de la asociación, Willie Walsh. “El entorno operativo es difícil para todas las empresas, incluida la carga aérea”. A estos factores, se suman los altos costes de ciertos componentes y la inflación, apostillan desde IATA.

“Con la reducción de las restricciones de cierre en China, hay motivos para el optimismo”
Willie Walsh Director general de la IATA

Sin embargo, las aerolíneas mantienen la esperanza. “Con la reducción de las restricciones de cierre en China, hay motivos para el optimismo y el desequilibrio entre la oferta y la demanda mantiene los rendimientos elevados”, añade Willie Walsh. Otra buena noticia es la disminución del uso de preighters en los últimos meses, que representa un futuro aumento de capacidad en los aviones cargueros. “Los próximos meses serán decisivos en cuanto a la evolución de los diversos factores que influyen en la carga aérea”, apuntan desde la IATA.

A excepción de Latinoamérica, todas las regiones cierran el mes de abril en negativo, tanto en sus volúmenes de carga como en sus cifras de capacidad. De hecho, los volúmenes de carga aérea transportadas por aerolíneas latinoamericanas se han disparado el 40,9% y la capacidad, el 67,8% respecto al mismo mes en 2021. Ante estos resultados, las compañías aéreas han introducido nuevos servicios y capacidad e incluso algunas han invertido en aviones adicionales para los próximos meses. En el otro lado de la balanza se encuentran las compañías de Asia-Pacífico. En abril, sus volúmenes de carga aérea descendieron el 1,8% y la capacidad el 194% respecto al mismo periodo de 2021, especialmente debido a la reducción de producción y comercio por los cierres en China. Por detrás se sitúan las compañías europeas, que han registrado un descenso de mercancías transportadas del 14,4% debido a la guerra en Ucrania y a su dependencia de la fabricación de sus productos en Asia.

Aunque los volúmenes de carga aérea de las aerolíneas norteamericanas han sufrido una disminución del 6,6% an abril, la capacidad aún ha crecido el 5,2%. La demanda entre esta región y Asia ha descendido, mientras que las rutas que conectan con Europa mantienen su fortaleza. Varias compañías aéreas norteamericanas esperan recibir aviones cargueros a lo largo de este año, una medida que debería ayudar a las empresas a la hora de abordar la demanda restringida. Por su parte,las aerolíneas de Oriente Medio han registrado un descenso de sus mercancías transportadas en abril del 11,9%, porque la región no ha sido capaz de absorber las rutas redirigidas para evitar sobrevolar Rusia. Finalmente, los volúmenes de carga aérea de las aerolíneas africanas han sufrido menor impacto, con un descenso del 6,3% y del 1,5% en capacidad.